jueves, 1 de octubre de 2015

Los grandes jardineros de la naturaleza

Grandes frutos de Annona muricata (foto sacada de www.wikipedia.org)

A lo largo y ancho del mundo, en todos los ecosistemas terrestres, existen animales dispersores de semillas y que, por lo tanto, se transforman en los jardineros del mundo natural. Estos vienen en todos los tamaños: desde las pequeñas hormigas que entierran semillas en sus despensas subterráneas por los paquetes de grasa que contienen específicamente para este propósito, hasta los grandes elefantes de la selva, que se alimentan de fruta y luego diseminan las semillas en sus excrementos. A estos últimos, y a todos los grandes animales dispersores dedico esta entrada.

Los árboles tienen un problema: son incapaces de desplazarse de un lugar a otro y, bajo estas condiciones, sus semillas solo pueden crecer donde caigan, es decir, bajo su árbol madre. Esto representa serias desventajas para las pequeñas plantitas que crecerían compitiendo por luz y nutrientes entre sí y con su árbol madre. Es por ello que han formado una alianza con los animales: envuelven sus semillas en frutos con pulpa dulce o fibras para que los animales se los coman, con las semillas adentro y todo. Los animales depositan luego las semillas en otro lugar con una buena dosis de abono.

En todos los continentes podemos ver esto en acción: en las Américas tenemos al tapir (Tapirus sp.), el mayor de los herbívoros terrestres en la selva tropical de nuestro continente y que disemina una gran variedad de semillas de en la selva tropical.

En el centro de África son los elefantes de la selva (Loxodonta cyclotis) los grandes dispersores. Muchos frutos dependen principalmente de este animal para diseminar sus semillas. Algunos tienen como único agente dispersor al elefante de la selva. Muchos de estos frutos crecen en los fustes de los árboles, lo cuál facilita a los elefantes su extracción. Además, los diseminan en sus rutas migratorias, de modo que aseguran una fuente de alimentos para las generaciones futuras.
En el norte de Australia y Nueva Guinea no es un mamífero si no un ave, el casuario (Casuarius sp.), el gran dispersor: frutos como Elaeocarpus angustifolius posee unos atractivos frutos azules que solo el casuario puede ingerir sin envenenarse y dispersar con éxito.

Foto sacada del siguiente link: http://worldapart.forumfree.it/?t=64997378

Tanto en Africa como en Asia, los grandes simios como gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes diseminan las semillas de diversos frutos. El fétido fruto del durian (Durio zibethinus) atrae a los orangutanes con su aroma desde grandes distancias.
Es precisamente un simio el más grande jardinero en todo el reino animal: el ser humano. Durante milenios hemos diseminado, voluntariamente o no, una gran variedad de especies: malezas de todo tipo, frutos comestibles (incluso domesticamos algunas especies), e incluso especies ornamentales sin ningún valor aparente para nuestra supervivencia. Los invito entonces a formar parte de este ciclo natural y convertirse también en grandes jardineros de la naturaleza: el cultivo de árboles (preferentemente autóctonos) es una labor que ayuda a mejorar la calidad de vida, captura CO2, beneficia a polinizadores y aves nativos, y un sin fin de otras cosas.